Él termino plástico se aplica a las sustancias de distintas
estructuras y naturalezas que carecen de un punto fijo de ebullición y
poseen durante un intervalo de temperaturas propiedades de elasticidad y
flexibilidad que permiten moldearlas y adaptarlas a diferentes formas y
aplicaciones. Pero también se usa para ciertos tipos de materiales
sintéticos obtenidos mediante fenómenos de polimerización o
multiplicación artificial de los átomos de carbono en las largas cadenas
moleculares de compuestos orgánicos derivados del petróleo y otras
sustancias naturales. La palabra plástico deriva del griego plastikos,
que se traduce como moldeable. Los polímeros, las moléculas básicas de
los plásticos, se hallan presentes en estado natural en algunas
sustancias vegetales y animales como el caucho, la madera y el cuero.
El
desarrollo de estas sustancias se inició en 1860, cuando el fabricante
estadounidense de bolas de billar Pelan and Collander ofreció una
recompensa de 10.000 dólares a quien consiguiera un sustituto aceptable
del marfil natural. Una de las personas que optaron al premio fue el
inventor estadounidense Wesley Hyatt, quien desarrolló un método de
procesamiento a presión de la piroxilina, un nitrato de celulosa de baja
nitración tratado previamente con alcanfor y una cantidad mínima de
disolvente de alcohol. Si bien Hyatt no ganó el premio, su producto,
patentado con el nombre de celuloide, se utilizó para fabricar
diferentes objetos, desde placas dentales a cuellos de camisa. El
celuloide tuvo un notable éxito comercial a pesar de ser inflamable y de
su deterioro al exponerlo a la luz.
Durante las décadas
siguientes aparecieron de forma gradual más tipos de plásticos. Se
inventaron los primeros plásticos totalmente sintéticos: un grupo de
resinas desarrollado hacia 1906 por el químico estadounidense de origen
belga Leo Hendrik Baekeland, y comercializado con el nombre de
baquelita.
En 1920 se produjo un acontecimiento que marcaría la
pauta en el desarrollo de materiales plásticos. El químico alemán
Hermann Staudinger aventuró que éstos se componían en realidad de
moléculas gigantes. Los esfuerzos dedicados a probar esta afirmación
iniciaron numerosas investigaciones científicas que produjeron enormes
avances en esta parte de la química. En las décadas de 1920 y 1930
apareció un buen número de nuevos productos, como el etanoato de
celulosa (llamado originalmente acetato de celulosa), utilizado en el
moldeo de resinas y fibras; el cloruro de polivinilo (PVC), empleado en
tuberías y recubrimientos de vinilo, y la resina acrílica, desarrollada
como un pegamento para vidrio laminado.
Uno de los plásticos más
populares desarrollados durante este periodo es el metacrilato de metilo
polimerizado, que se comercializó en Gran Bretaña con el nombre de
Perspex y como Lucite en Estados Unidos, y que se conoce en español como
plexiglás. Este material tiene unas propiedades ópticas excelentes;
puede utilizarse para gafas y lentes, o en el alumbrado público o
publicitario. Las resinas de poliestireno, comercializadas alrededor de
1937, se caracterizan por su alta resistencia a la alteración química y
mecánica a bajas temperaturas y por su muy limitada absorción de agua.
Estas propiedades hacen del poliestireno un material adecuado para
aislamientos y accesorios utilizados a bajas temperaturas, como en
instalaciones de refrigeración y en aeronaves destinadas a los vuelos a
gran altura. El PTFE (politetrafluoretileno), sintetizado por primera
vez en 1938, se comercializó con el nombre de teflón en 1950. Otro
descubrimiento fundamental en la década de 1930 fue la síntesis del
nailon, el primer plástico de ingeniería de alto rendimiento.
Durante
la II Guerra Mundial, tanto los aliados como las fuerzas del Eje
sufrieron reducciones en sus suministros de materias primas. La
industria de los plásticos demostró ser una fuente inagotable de
sustitutos aceptables. Alemania, por ejemplo, que perdió sus fuentes
naturales de látex, inició un gran programa que llevó al desarrollo de
un caucho sintético utilizable. La entrada de Japón en el conflicto
mundial cortó los suministros de caucho natural, seda y muchos metales
asiáticos a Estados Unidos. La respuesta estadounidense fue la
intensificación del desarrollo y la producción de plásticos. El nailon
se convirtió en una de las fuentes principales de fibras textiles, los
poliésteres se utilizaron en la fabricación de blindajes y otros
materiales bélicos, y se produjeron en grandes cantidades varios tipos
de caucho sintético.
Durante los años de la posguerra se
mantuvo el elevado ritmo de los descubrimientos y desarrollos de la
industria de los plásticos. Tuvieron especial interés los avances en
plásticos técnicos, como los policarbonatos, los acetatos y las
poliamidas. Se utilizaron otros materiales sintéticos en lugar de los
metales en componentes para maquinaria, cascos de seguridad, aparatos
sometidos a altas temperaturas y muchos otros productos empleados en
lugares con condiciones ambientales extremas. En 1953, el químico alemán
Karl Ziegler desarrolló el polietileno, y en 1954 el italiano Giulio
Natta desarrolló el polipropileno, que son los dos plásticos más
utilizados en la actualidad. En 1963, estos dos científicos compartieron
el Premio Nóbel de Química por sus estudios acerca de los polímeros.
En la industria española del automóvil se utilizaron en 1957
aproximadamente 1,1 kg de plástico por automóvil, siendo en 1970 el
consumo de más de 50 kg, y en la actualidad, los fabricantes emplean una
media de 110 kg por automóvil. se calcula que para los próximos años,
los plásticos utilzados en los vehículos serán aproximadamente el 30%
del peso. De este porcentaje, en el interior de los turismos puede
llegar al 70%, mientras que en el exterior será del 30%.
Así pues, fabricantes y proyectistas, en busca de confort, reducción de
peso y de ruidos, emplean cada vez más el plástico en los automóviles.
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